miércoles, 14 de octubre de 2009

EXPOSICIÓN LONDRES

POP LIFE: art in a material world

A lo largo de la historia pocas veces dos mundos tan distintos como el arte y los negocios se juntaron. Sin embargo, en los últimos siglos los Salones y las galerías permitieron a los artistas empezar a llenar sus bolsillos, algo con lo que Van Gogh no soñó jamás estando vivo (y hambriento). En el siglo XX esa unión se consolido y el arte se convirtió en un autentico negocio, sobre todo a partir de los años 80 con Warhol y su lema “el mejor negocio es un buen arte”. De ese lema parte la TATE MODERN de Londres para exhibir desde el pasado 1 de octubre y hasta el 17 de enero la exposición Pop life: art in a material world. Bajo este título el museo ha querido mostrar el trabajo de aquellos artistas de la segunda mitad del siglo XX que, utilizando los medios de comunicación en su favor, se convirtieron en autenticas marcas que vendían fuera y dentro de las galerías solo con escribir su nombre. Gracias a la publicidad, nacieron las celebridades: si para muchos artistas la unión del arte y el comercio era una traición, para otros se convirtió en forma de vida.



La exposición comienza con los trabajos tardíos de Andy Warhol, pionero del concepto artista-businessman. Se presentan parte de sus series Retrospectives o Reversals con los cuales reelabora los famosos retratos de los años sesenta para convertirlos en retratos a encargo para toda aquella persona con dinero que pueda permitírselo, incluso llegando a crear con ellos papel decorativo de paredes. Pero también se muestra el trabajo de Warhol como personaje televisivo, retratista de famosos, hombre anuncio para diferentes marcas y productos, entrevistador, editor y celebridad.

La figura de Warhol y su filosofía se convirtió en punto de partida para la siguiente generación de artistas que vieron en la alianza del arte y los medios de comunicación toda una estrategia comercial. Dos artistas influidos claramente por esto, uno en occidente y otro en oriente, fueron Keith Haring y Murakami. El primero de ellos, Keith Haring, fue discípulo directo de Warhol y llego a abrir una tienda en Nueva York (a la que le siguió otra en Tokio) en la que se podían comprar todo tipo de productos con sus figuras. Como si el tiempo y el espacio no existieran, andando por la exposición nos encontramos con una réplica exacta de esa tienda en una de las salas: los grafitis que le hicieron famoso pintados en la pared y la música rap nos dan la bienvenida. El segundo de ellos, Murakami, alumno aventajado en lo que a explotación de su imagen se refiere, llego a abrir también su propia tienda, posiblemente influido por la apertura de la tienda de Haring en Tokio. A él está dedicada otra de las salas de la exhibición donde se muestran desde sus muñecas y sus figuras influidas en la estética manga y en la cultura moderna de Japón hasta sus colaboraciones en diseños de ropa para distintas marcas de ropa (Marc Jacobs o Louis Vuitton).

Artistas más jóvenes también estudiaron las estrategias de Warhol. Ahí está el ejemplo de Jeff Koons, figura que supo usar demasiado bien la autopromoción y del que se presenta su trabajo llamado Made in Heaven en la que aparece el propio artista en irreverentes posiciones sexuales con su mujer de entonces, la actriz porno conocida como La Cicciolina. Tampoco pueden faltar obras de los Young british artists (ya no tan jóvenes) como Tracey Eman, Sarah Lucas o el mismo Damien Hisrt, quizás el más conocido de todos desde que vendió a través de Sotheby´s muchas de sus obras convirtiéndose en uno de los artistas vivos más caros de la historia. De esa subasta, aquí se muestran algunos trabajos como su Falso ídolo, un ternero en formol con pezuñas doradas.

Frente a todos estos artistas, otros artistas están también presentes en la exhibición. Dos ejemplos son la artista británica Cosey Fanni Tutti de la que se muestra su serie de fotografías pornográficas y la americana Andrea Fraser que vendió su cuerpo a un coleccionista con el que grabo un video pornográfico de una hora de duración. Junto a ellas, otros nombres como Martin Kippenberger o la pareja formada por Rob Pruitt y Jack Early completan la exposición.

Tras ver la exposición, una pregunta queda en el aire: ¿cuál es el límite entre el arte y la provocación? La respuesta queda abierta… pero pensar una cosa antes de nada: ¿es arte todo lo que los artistas más famosos nos presentan? Os dejo con la duda.

Naiara Valdano.

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