jueves, 15 de octubre de 2009

PORTADA OCTUBRE


TENEMOS ¡¡¡NUEVA PÁGINA WEB!!!


www.trazosrevista.com

Síguenos desde allí, podrás leer todos nuestros números y ¡¡¡SUSCRIBIRTE!!! a la revista para recibir en tu mail todos los meses un aviso con el nuevo número...



FOTOGRAFÍA



THOMAS DEMAND
EN LA NEUE NATIONALGALERIE

Creo que ya sé en qué consiste eso que llaman el placer estético. Está a medio camino entre el desprecio, el asombro y el reconocimiento. Me gustaría contaros que lo he aprendido en la facultad, pero la triste realidad es que me he tenido que ir a Berlín para hacerlo. Allí, en la Neue Nationalgalerie, han colgado las fotos de un tal Thomas Demand. ¿Y eso?, os preguntaréis, ¿es tan bueno? Mi teoría es que su éxito no tiene nada que ver con ser bueno o no, sino más bien con esos tres momentos del placer estético: el desprecio, el asombro y el reconocimiento. Demand ha sido lo suficientemente hábil como para sacar fotos que susciten las tres sensaciones. Os voy a contar cómo y, con un poco de suerte, entenderéis a qué me refiero.
DESPRECIO: El desprecio es consustancial al arte: si un artista no suscita desprecio, probablemente nunca llegue a ARCO, ni a los libros de Taschen. A Thomas Demand es muy probable que se le desprecie por ser vulgar y anodino. Sus fotos no retratan nada especial, sólo una esquina de la bañera, una mesa con los papeles revueltos, el cuarto de la limpieza. Más de uno, al verlas, pensaría que “eso también lo hago yo con la cámara de mi móvil”. O con la de la primera comunión. Y al pensarlo sentirá un arrogante estremecimiento de gustirrinín. Ese temblor, esos pelos de punta en el cogote, son el primer nivel de placer estético.

ASOMBRO: ¿Qué hay que hacer para asombrar? El único truco que no falla nunca es el truco del virtuosismo. Si haces algo difícil y encima lo haces bien, ya tienes a todo el mundo con la boca abierta, babeando. Y Thomas Demand lo sabe. Cuando uno mira atentamente su foto de la bañera, o de la mesa, o del cuarto de la limpieza, descubre que en realidad no son lugares reales, sino reconstrucciones con papel y cartón. El tío se curra unas maquetas perfectas y luego les hace la foto. Es inevitable quitarse el sombrero, como cuando vas por la playa y ves un castillo de arena con torres y puentes levadizos. Y ese gesto, ese reconocimiento del prodigio, es la segunda forma de placer estético.

RECONOCIMIENTO: He aquí que llegamos al tercer punto. Tanto el desprecio como el asombro son sensaciones más propias del esteta poco sofisticado, pero el “reconocimiento” suele estar asociado a individuos cultivados. Es el escalofrío de vanidad que se siente cuando se conoce algo. “Yo sé”. Con las fotos de Thomas Demand, sólo unos pocos están capacitados para experimentar esta refinadísima forma de placer. Su bañera reconstruida con papel y cartón, por ejemplo, no es una bañera cualquiera, sino la bañera donde apareció muerto Uwe Barschel, presidente del estado alemán de Schleswig-Holstein. Únicamente quienes conozcan las fotografías originales podrán decodificar la imagen, pillar el guiño y sentirse listos. Y lo mismo con las otras fotos de su exposición: todas son re-construcciones de los escenarios de la historia reciente de Alemania.

La pregunta que cabe hacerse es… ¿cuál de estos tres recursos utilizados por Thomas Demand ha jugado un papel más determinante para que se consagre en la Neue Nationalgalerie. Eso, queridos, lo decidís vosotros.

RFA.

GALERÍAS

MADRID/LA CAJA NEGRA
LUIS GORDILLO: Archipiélago.


“Archipiélago: parte del mar formado por un conjunto de islas”. Esta es la definición oficial de dicho término. ¿Y para Gordillo? Para él Archipiélago se trata de un conjunto de elementos que conviven en un mismo espacio a la vez que comparten una misma intención. La Caja negra presenta un conjunto de doce serigrafías en las cuales se desarrolla toda la idea que Gordillo tiene acerca del color y de la forma. Se trata de obras que siguen tres principios: la serialización, la alteración y la reconstrucción; a partir de ellos surgen una serie de imágenes de llamativos colores en las que las diversas formas se van mezclando e intrincando hasta configurar imágenes ora abstractas como “Espejismo” (2008), ora realistas como “Mi querida Hormiga” (2008), pero todas ellas con un fuerte atractivo para el espectador.



MADRID/GALERÍA HEINRICH EHRHARDT
GEORGE BASELITZ: Obra reciente.


Baselitz es uno de los protagonistas de de la recuperación de la pintura alemana tras la Segunda Guerra Mundial. Con su arte ha conseguido crear nuevos caminos y abrir nuevas realidades artísticas. Pandemonium fue la obra que le dio notoriedad a principio de los setenta: se trataba de un análisis del caos, el sexo, la furia, la violencia… todas con un marcado carácter expresionista. Ahora llega a la galería Heinrich Ehrhardt con una serie pintada entre febrero y marzo del 2009 y que gira en torno a un tema universal en la vida de los pintores: el artista frente s un lienzo en el que solo se proyecta su sombra y del que tiene que hacer surgir algún elemento, ya sea figurativo o no. Figuración invertida y pintura gestual son los dos elementos que atrapan al espectador, el cual se siente perdido y desorientado frente a un motivo formal que no es tal.



MADRID/GALERÍA ASTARTÉ
ROBERTO DÍEZ: Pasaje.


Ensamblar. Se trata de una acción que surge en las primeras experiencias cubistas y vanguardistas del siglo XX: consiste simplemente en superponer elementos en distintos órdenes y posiciones para producir/crear un elemento totalmente diferente al que lo compone. Desde que nació el ensamblaje se ha convertido en un elemento revitalizador de las diversas artes hasta convertirse en un género artístico independiente. La galería Astarté presenta a este respecto la obra de Roberto Díez, el cual usa para sus ensamblajes materiales comunes y entre los que abunda la letra impresa. De esta manera crea estructuras simples y livianas de aspecto cromáticamente y formalmente muy atractivo que posteriormente el espectador debe reconstruir siguiendo las emociones y sentimientos que dichas estructuras creen en él.




MADRID/GALERÍA ELBA BENÍTEZ
FRANCISCO RUIZ DE INFANTE:
Díptico animal/laboratorio de sincronizaciones.



¿Cómo nos sentiríamos cualquiera de nosotros enjaulados? Ese es el punto de partida de esta exposición: las jaulas y sus motivos aparecen metafórica y literalmente a lo largo de todo el espacio; se multiplican de tal manera que al espectador le cuesta discernir entre el interior y el exterior y le produce una sensación ambigua de miedo, rabia y extrañeza. Todo ello lleva a una reflexión sobre el significado que tiene toda forma de encierro, físico o psicológico. La galería ha sido dividida en dos espacios diferentes: la “zona de difusión” (más diáfana y con un video proyectado con perros ladrando mientras esperan la comida) y la “zona de producción” (abarrotada de equipo audiovisual y muebles, mezclando lo tecnológico con objetos comunes). Este trabajo se enmarca dentro del gran proyecto en proceso del autor, Sky of Death, en el cual busca convertir al espectador de contemplador pasivo a participante activo.

Umberto Castillo Biscari.

CRÍTICA DE CINE



MALDITOS BASTARDOS
Quentin Tarantino, 2009

“Malditos bastardos” empieza con un “Érase una vez…” que avisa del irreverente tratamiento que hace Tarantino de la Historia. No hay que olvidar que Tarantino no rueda películas sobre la vida, sino sobre el cine, y “Malditos bastardos” se desarrolla en un universo paralelo, surgido de múltiples referencias fílmicas, desde la más ínfima serie B hasta “Ser o no ser” de Lubitsch. Si se entra en el juego, es altamente disfrutable.
La película se despliega en largas secuencias de diálogo. Un diálogo brillante, como es habitual en el director estadounidense, que con paciencia construye hábilmente un clima de tensión creciente, que estalla en rápidas ráfagas de violencia. Atención al villano nazi magistralmente interpretado por Christoph Waltz.


SI LA COSA FUNCIONA
Woody Allen, 2009
Woody Allen regresa a su querida Manhattan. El pulso de “Si la cosa funciona” recuerda a algunas de las mejores comedias de Allen, condimentada con la causticidad y fatalismo de “Desmontando a Harry” (su obra más redonda).
El personaje protagonista (un alter ego de Allen), un hombre tan brillante como misántropo, se encuentra inmerso en la relación amorosa más insospechada.
Woody Allen no deja títere con cabeza: cristianos, ateos, conservadores, progres, intelectuales, paletos, heteros y gays… todos acaban recibiendo algún golpe de genial sarcasmo en esta comedia que, por cierto, rompe de manera chocante la separación entre el mundo de los personajes y los espectadores de la sala.


BATMAN
Tim Burton, 1989 (20º aniversario)
Tim Burton era un joven director que sólo contaba con un éxito en su haber: la divertida y estrafalaria “Bitelchús”. Aún así, recibió el encargo de llevar al cine al mítico héroe de DC. Inspirándose en los comics de los años 70 y 80, que recuperaban las raíces oscuras y dramáticas del personaje (en especial, “Dark Knight Returns”), el film de Burton se convirtió en un fenómeno mediático sólo equiparable a “Star Wars”. A pesar de algunas deficiencias en la trama (típicas en el cine de Burton), la atmósfera visual, la magistral música de Danny Elfman y las interpretaciones de Jack Nicholson y Michael Keaton hacen este “Batman” inolvidable, un anticipo del héroe atormentado que tanto se estila hoy. Sin ella, no tendríamos esa obra maestra que es “El Caballero Oscuro” de Nolan.
Críticas de Federico Alba.

ENSAYO DE CINE



"ME SUENA TU CARA..."


“Se va ese personaje secundario y nos fastidia a todos”.

Esta cita pertenece a la película de 1985 “La rosa púrpura de El Cairo” y en ella Woody Allen deja claro el papel que desempeña un simple actor secundario en cualquier película: los focos, las luces y, por qué no decirlo, la fama, se las llevan las stars que interpretan los papeles protagonistas, pero es gracias a esos secundarios, a los que se encuentran en la sombra, por lo que la película sale a flote. De hecho, en Estados Unidos se les conoce como supporting actors, ya que son los que sostienen el guión y dan consistencia a la historia, en los que se apoyan los personajes protagonistas y finalmente, en los que se reconoce el espectador.

Sin embargo, en España los conocemos como ''secundarios'', un calificativo un tanto peyorativo que nos habla de la escasa consideración que tienen estos artistas en nuestro país. Durante la visión de cualquier película española hemos reconocido a determinado secundario y hemos exclamado un: ''¡Pero si es éste, el que sale en aquella película, que joven está!''. Los secundarios son fundamentales, los reconocemos, pero no sabemos ni siquiera como se llaman. Es a esos rostros sin nombre a los que está dedicado el ciclo de películas que se proyecta en el Círculo de Bellas Artes durante el mes de octubre bajo el título Actores secundarios del cine español. Consiste en un recorrido por los grandes secundarios del cine español a lo largo de 24 títulos (se proyectan tres películas al día).

A excepción de algunos títulos, como Domingo de carnaval o La torre de los siete jorobados (películas de la década de los cincuenta), El milagro de P. Tinto o Justino, un asesino de la tercera edad (pertenecientes a la de los noventa), el núcleo del ciclo se encuentra en una de las épocas doradas del cine español, que abarca las décadas de los cincuenta a los setenta, que contaban con directores en plena forma como Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem o Fernando Fernán Gómez.


En muchas de estas películas, que hoy en día pertenecen a lo que comúnmente se denomina cine de culto (ya que el tratamiento de la sociedad española se hacía de forma crítica y representativa de su tiempo, no como en el género imitativo de la actualidad), el peso del argumento no recae únicamente en una pareja protagonista, sino que tiene sus cimientos en las diferentes tramas que se urden, a modo de tela de araña, entre los diferentes personajes, todos ellos principales, y a la vez secundarios. En todos estos films se hace gala del calificativo ''película coral''. Rostros de actores como Pepe Isbert, Luis Ciges, Manuel Alexandre o Antonio Riquelme, nos aguardan dentro de los fotogramas de estas películas y nos hacen partícipes de sus dramas, sus situaciones cómicas o de las extravagancias del director.

Además de películas tan conocidas como Atraco a las tres o ¡Bienvenido, Mister Marshall!, este pequeño ciclo nos da la oportunidad de ver y recuperar pequeñas joyas del cine español que se encontraban cubiertas por el polvo en los fondos de la filmoteca, como ¡Bruja, más que bruja! de Fernando Fernán Gómez.

Por último, cabe destacar el estreno de la película De reparto, realizada por Santiago Aguilar y protagonizada por Carlos Lucas, homenaje a todos aquellos intérpretes que como él, a base de un trabajo minucioso, han sabido hacerse un hueco en nuestra memoria, siendo rostros familiares que han conseguido engancharnos y hacerse necesarios en nuestro universo fílmico.

María Condado y Carolina Cadenas.

ENTREVISTA 1


GERMÁN GÓMEZ


Las restricciones que nos impone la sociedad hacen que todos en algún momento nos hayamos sentido fuera de lugar. A través de su obra, Germán Gómez indaga sobre los temas del rechazo y la identidad. Su trabajo, imposible de clasificar por único y sorprendente, está lleno de matices tanto plásticos como conceptuales. El Premio Nacional de Fotografía Injuve 2001, su presencia como representante español en la Bienal de Alejandría de 2007 o el premio revelación de PhotoEspaña 2008, son tan sólo los primeros reconocimientos a la labor de un creador con mucho futuro.




Jennifer Calles- ¿Por qué elegiste la fotografía como principal medio de expresión?
Germán Gómez- Todo empezó porque en la facultad de Bellas Artes tuve de profesora a Cristina García Rodero. Era apasionante oírle hablar sobre lo que la fotografía significaba en su vida. Eso me cautivó absolutamente.
Mi primer proyecto se desarrolló durante nueve años en los que fui haciendo fotos a los chavales de un colegio de educación especial donde yo trabajaba como profesor. Cristina me animaba a que fotografiase lo que formaba parte de mi vida y me importaba.
Si he de elegir dos asignaturas de la facultad serían fotografía y dibujo. Son las que realmente me tocaron. Por eso, lo que hago muy a menudo es unir esos dos lenguajes. La imagen fotográfica me gusta porque es cotidiana, pero también directa e íntima. Y después está la manipulación de la fotografía, donde desarrollo toda esa parte del dibujo mediante la costura, la cicatriz.

- ¿No sería justo entonces definirte simplemente como un fotógrafo?
- Yo entiendo la obra como un proceso plástico. Me da lo mismo tener que romper una foto, meterle una línea o coserle algo. Muchas veces me clasifican como fotógrafo, pero yo no me siento como un fotógrafo ortodoxo. Tampoco es que me sienta nada, intento ser creador plástico y me da igual la técnica.

- ¿Cuándo utilizas el collage por primera vez y con qué propósito?
- En la serie “Compuestos”. Mi abuela era modista, con lo que siempre me crié con ese ruido de la máquina de coser. Un día, en el taller de una amiga mía diseñadora, se me ocurrió probar con su máquina y ver cómo funcionaría el resultado de coser unas fotografías que tenía. La verdad es que el resultado me encantó y ahí empezó todo, en el 2004. Luego he seguido usando esta técnica porque me seduce mucho la intervención directa en la obra. Todo el proceso del collage son trozos de fotos rasgadas, y esa rotura también me interesa. Además, la unión de pedazos está íntimamente relacionada con un tema constante en mi obra como es el de la identidad. Funciona muy bien, es decir, si yo rasgo el fragmento del rostro de una persona y lo uno a otro mediante esa cicatriz que es la costura, creo que funciona conceptualmente.
En seguida me gustó mucho la intervención de la rotura, con el cúter, como si dibujases con el corte, con la fractura. Y con todo el riesgo que eso supone.
El momento de tomar las fotografías es muy seductor y apasionante. Pero luego llega el momento de la creación, de la deconstrucción de la obra. Todo el proceso de postproducción de la obra, cuando ya no hay modelos y estoy yo sólo con la máquina y el papel, también es de una tensión muy motivadora.


- Desde tu serie “Compuestos” (2004) hasta la más actual “Condenados” (2008) pareces hacer tangible, literalmente, la frase del antropólogo francés Marc Augé: “No hay identidad sin la presencia de los otros. No hay identidad sin alteridad”.
- Yo siempre digo que mi obra es autorretrato. Nunca es mi rostro el que sale, pero siempre es el reflejo de mis sentimientos. ¿Qué más da que se parezca o no a mí? Lo que intento es contar mi vida a través de esos rostros, de esas personas que me conocen mucho y que son con las que voy formándome y creciendo.

- ¿Siempre fotografías conocidos, amigos?
- Siempre. En casos concretos, como “Fichados/Tatuados”, hay un total de cincuenta modelos de los que algunos no son tan íntimos como los veinte a los que fotografío siempre y que saben perfectamente de qué va mi obra. Pero siempre son personas que de algún modo me conocen. Me gusta mucho que ninguno sea profesional del tema a la hora de ponerse frente a la cámara. Las primeras veces, la persona tiene cierto miedo que se refleja en su mirada. Algo muy bello y que jamás puede darse en la pose. Pero después, esa ingenuidad, se va transformando en una complicidad conmigo. De alguna manera termino haciéndoles vivir mis propias inquietudes y enfrentarse a mis mismos miedos.

- Comenzaste “Condenados” gracias a la beca de Roma. ¿El hecho de permanecer allí fue lo que hizo que la influencia de Miguel Ángel se haga tan patente en la serie?
- Sí claro. Miguel Ángel siempre me pareció una figura rotunda. Leí su vida, sus poemas, sus cartas, todo lo que tenía relación con él. Y empecé a pensar en “Condenados”. Era absurdo, e imposible, intentar hacer una obra idéntica a la suya, de modo que traspasé el tema de los condenados del Juicio Final a los condenados actuales, las personas rechazadas hoy por cuestiones sociales, sexuales, religiosas, por enfermedad(…)…

- ¿Son tus referencias por tanto más pictóricas que fotográficas?
- Sinceramente sí. En la fotografía hay temas que me resultan muy lejanos y fríos. Sin embargo, en la pintura hay muchas cosas que empatizan conmigo y que llevo interiorizadas incluso desde la infancia.

- Reconoces que toda tu obra es un autorretrato y sin embargo, la discriminación y rechazo de la sociedad hacia aquellas personas diferentes por su físico, pensamiento o condición sexual es un tema latente en tus fotografías. ¿Crees entonces posible el arte que aúne crítica e introspección?
- De hecho son cosas que no puedo separar, porque en mi obra hablo de lo que me duele, me apasiona o me toca de cerca. Si en algún momento te has sentido rechazado o has tenido especial relación con el tema de la educación especial, todo eso termina saliendo. Por ejemplo, si vives en Roma, el tema de la Iglesia no puedes dejar de tocarlo. Así, las obras más importantes que hice allí son “Condenados”, con toda esa influencia que comentábamos de Miguel Ángel y su Juicio Final, y “León XIII”. Hay dos cosas en Roma que son imposibles de ignorar: la Iglesia y el turismo.

- En parte de tu obra el concepto de masculinidad traspasa las normas que la sociedad impone al hombre. Por ejemplo en “Igualito que su madre” (2003) donde los retratados están travestidos.
- Esa serie es muy ambigua. La motivación realmente era la del concepto del maltrato a la mujer. Un hijo, que ve sufrir muchísimo a su madre, decide hacerse pasar por ella para sobrellevar su dolor. Así, en la sesión fotográfica, los chicos venían con una foto de su madre y yo les pintaba y peinaba para que se pareciesen lo más posible a ella. Pero, al no contar esto y llamar a la serie “Igualito que su madre” se genera una ambigüedad sexual. En realidad es un trabajo que no tiene nada que ver con el travestismo en sí, pero me gusta que se cree esa confusión. Me da un poco igual que cada uno lo interprete como quiera. La serie en la que trabajo ahora, “Padres e hijos” no tiene ninguna connotación sexual, pero a lo mejor hay gente que incluso se la ve. Está bien que la obra tenga diversas interpretaciones posibles, cuantas más mejor. Pero la sexualidad que suele achacarse a mi obra, sinceramente, no es intencionada.

- El proceso de idear la obra, ¿te lleva mucho tiempo?
- Lo que más, años. Con “Padres e hijos” llevo escribiendo sobre el tema desde el 2006. Analizando qué sentimientos produce en mí la relación con mi padre y cómo se resolverá luego eso plásticamente. Yo escribo con bastante frecuencia sobre las cosas que me ocurren o me preocupan. Después de darle vueltas y hacer una síntesis de lo más coherente o importante del tema, entonces ya busco una solución plástica. “Fichados/Tatuados” me llevó dos años y “Condenados” otros dos. De hecho, acabo de terminar cuatro piezas de esta última serie que se van a exponer ahora en Bogotá. Como mínimo estoy dos años con cada obra. Y con algunas más, como con “Padres e hijos”.

- Cuando ya has reflexionado el tema y llegas al momento de la práctica, ¿tienes claro lo qué va a salir de allí o la técnica te sorprende?
- Al principio lo medía absolutamente todo. En los primeros “Compuestos” hacía un boceto y cortaba a escala con cuchilla. Pero en el momento en el que empiezo a dibujar más en la obra o a rasgar el papel, desaparece ese control. En el momento de cortar y coser hay un riesgo muy emocionante para mí y que cada vez está menos medido, supongo que porque cada vez me siento más a gusto y seguro con la técnica.

- ¿Qué factores crees que son los que más influyen a la hora de que uno pueda labrarse una buena carrera artística?
- El que más, el trabajo. Ser constante, moverse, pedir becas, presentarse a premios… Solo teniendo obra producida se consigue algo. Yo he trabajado de muchas cosas, como maestro, guía turístico…pero siempre con la finalidad de crear. Supongo que esa obsesión también te hace dejar muchas cosas atrás, pero tienes que arriesgarte y trabajar. Las cosas luego pueden salir bien o mal, pero primero hay que intentarlo para saber que, pase lo que pase, has hecho todo lo posible.


Entrevista por Jennifer Calles.

miércoles, 14 de octubre de 2009

EXPOSICIONES MADRID

RICHARD ROGERS,
EL ARQUITECTO HUMANISTA.


Cualquiera que en alguna ocasión se haya interesado por la arquitectura moderna conocerá a Richard Rogers, arquitecto entre arquitectos. Sir Richard Rogers, Barón de Riverside, realizó sus primeros estudios de arquitectura en la Architectural Association de Londres y posteriormente se graduó en la Universidad de Yale en el año 1962. Fue precisamente en Yale donde conoció a Norman Foster, con quien se asoció tras su regreso a Londres. Nació así el Team 4 integrado por ambos arquitectos y sus respectivas esposas. Sus diseños basados en la alta tecnología les proporcionaron pronto una tarjeta de presentación inmejorable. 1967 supuso el final para Team 4 y el comienzo de la relación entre Rogers y Renzo Piano, arquitecto con quien construyó el Centro Pompidou de París en 1971. En el año 2007 recibió el Premio Pritzker de Arquitectura. Desde Caixa Forum se ha querido rendir un homenaje en vida a este maestro de la arquitectura de nuestro tiempo que ha generado una corte de discípulos y seguidores en todos los continentes. Esta primera retrospectiva dedicada al arquitecto en nuestro país, plantea su evolución desde su concepción del edificio como espacio social. En Richard Rogers sorprende la inmensa capacidad de innovar en el empleo de nuevos materiales que logran unos edificios flexibles a la vez que eficientes. Tras su paso por Barcelona, llega a Madrid esta exposición que pretende mostrar al visitante un concepto de la arquitectura basado en la integración de espacios y en la integración social. Por estas razones y por la preocupación que siempre ha demostrado este gigante de la arquitectura por la sostenibilidad y la eficiencia energética en la arquitectura, La Caixa convierte por unos días su obra en la protagonista indiscutible, sin duda una joya del urbanismo contemporáneo.

Rita Sánchez Aragó


Exposición Richard Rogers + Arquitectos. De la casa a la ciudad.
CaixaForum Madrid (Paseo del Prado, 36).
Del 9 de julio al 18 de octubre.




CAMUFLAJES

Ver sin ser visto, de eso trata la exposición Camuflajes de la Casa Encendida, del 18 de septiembre al 1 de noviembre de 2009.
Camuflar es dar a una cosa el aspecto de otra para hacer que pase desapercibida. Se produce en dos contextos: el animal, en el que se conoce como “mimetismo”, y el militar. La pintura ha practicado el camuflaje desde antiguo -escondiendo, por ejemplo, rostros entre las nubes- y lo ha hecho como entretenimiento manierista que, al margen de posibles significados simbólicos o incluso esotéricos, demostraba ante todo la habilidad del artista. Algo de eso sigue habiendo en la práctica del camuflaje artístico, pero en esta muestra se han privilegiado los aspectos críticos frente a los lúdicos o técnicos, de esto trata la exposición, pero con algo de alegría e ironía en la obra de los muchos autores, de diferentes nacionalidades, que intervienen en ella planteando el camuflaje como síntoma de nuestra sociedad aunque no nos percatemos de ello. Cuando se le preguntó a una de los integrantes acerca de escoger el camuflaje como tema respondió: “el señor que se dirige cada día a su oficina con traje y corbata; un traje semejante al de otros muchos millones de personas, que, al igual que él, no quieren desentonar en su entorno, las oficinas en las que trabajan. Traje y corbata son su uniforme de camuflaje. Si uno de estos señores fuera al trabajo con una apariencia, no sé… de heavy metal o punkie, llamaría mucho la atención, no iría camuflado. Destacaría en ese medio del mismo modo que, a la inversa, el heavy metal o el punkie desentonarían enormemente entre los ejecutivos trajeados.”
La exposición responde a un deseo de reflexionar sobre nosotros mismos y nuestra función en la vida.

Vicky Elunku Asanqono.

EXPOSICIÓN LONDRES

POP LIFE: art in a material world

A lo largo de la historia pocas veces dos mundos tan distintos como el arte y los negocios se juntaron. Sin embargo, en los últimos siglos los Salones y las galerías permitieron a los artistas empezar a llenar sus bolsillos, algo con lo que Van Gogh no soñó jamás estando vivo (y hambriento). En el siglo XX esa unión se consolido y el arte se convirtió en un autentico negocio, sobre todo a partir de los años 80 con Warhol y su lema “el mejor negocio es un buen arte”. De ese lema parte la TATE MODERN de Londres para exhibir desde el pasado 1 de octubre y hasta el 17 de enero la exposición Pop life: art in a material world. Bajo este título el museo ha querido mostrar el trabajo de aquellos artistas de la segunda mitad del siglo XX que, utilizando los medios de comunicación en su favor, se convirtieron en autenticas marcas que vendían fuera y dentro de las galerías solo con escribir su nombre. Gracias a la publicidad, nacieron las celebridades: si para muchos artistas la unión del arte y el comercio era una traición, para otros se convirtió en forma de vida.



La exposición comienza con los trabajos tardíos de Andy Warhol, pionero del concepto artista-businessman. Se presentan parte de sus series Retrospectives o Reversals con los cuales reelabora los famosos retratos de los años sesenta para convertirlos en retratos a encargo para toda aquella persona con dinero que pueda permitírselo, incluso llegando a crear con ellos papel decorativo de paredes. Pero también se muestra el trabajo de Warhol como personaje televisivo, retratista de famosos, hombre anuncio para diferentes marcas y productos, entrevistador, editor y celebridad.

La figura de Warhol y su filosofía se convirtió en punto de partida para la siguiente generación de artistas que vieron en la alianza del arte y los medios de comunicación toda una estrategia comercial. Dos artistas influidos claramente por esto, uno en occidente y otro en oriente, fueron Keith Haring y Murakami. El primero de ellos, Keith Haring, fue discípulo directo de Warhol y llego a abrir una tienda en Nueva York (a la que le siguió otra en Tokio) en la que se podían comprar todo tipo de productos con sus figuras. Como si el tiempo y el espacio no existieran, andando por la exposición nos encontramos con una réplica exacta de esa tienda en una de las salas: los grafitis que le hicieron famoso pintados en la pared y la música rap nos dan la bienvenida. El segundo de ellos, Murakami, alumno aventajado en lo que a explotación de su imagen se refiere, llego a abrir también su propia tienda, posiblemente influido por la apertura de la tienda de Haring en Tokio. A él está dedicada otra de las salas de la exhibición donde se muestran desde sus muñecas y sus figuras influidas en la estética manga y en la cultura moderna de Japón hasta sus colaboraciones en diseños de ropa para distintas marcas de ropa (Marc Jacobs o Louis Vuitton).

Artistas más jóvenes también estudiaron las estrategias de Warhol. Ahí está el ejemplo de Jeff Koons, figura que supo usar demasiado bien la autopromoción y del que se presenta su trabajo llamado Made in Heaven en la que aparece el propio artista en irreverentes posiciones sexuales con su mujer de entonces, la actriz porno conocida como La Cicciolina. Tampoco pueden faltar obras de los Young british artists (ya no tan jóvenes) como Tracey Eman, Sarah Lucas o el mismo Damien Hisrt, quizás el más conocido de todos desde que vendió a través de Sotheby´s muchas de sus obras convirtiéndose en uno de los artistas vivos más caros de la historia. De esa subasta, aquí se muestran algunos trabajos como su Falso ídolo, un ternero en formol con pezuñas doradas.

Frente a todos estos artistas, otros artistas están también presentes en la exhibición. Dos ejemplos son la artista británica Cosey Fanni Tutti de la que se muestra su serie de fotografías pornográficas y la americana Andrea Fraser que vendió su cuerpo a un coleccionista con el que grabo un video pornográfico de una hora de duración. Junto a ellas, otros nombres como Martin Kippenberger o la pareja formada por Rob Pruitt y Jack Early completan la exposición.

Tras ver la exposición, una pregunta queda en el aire: ¿cuál es el límite entre el arte y la provocación? La respuesta queda abierta… pero pensar una cosa antes de nada: ¿es arte todo lo que los artistas más famosos nos presentan? Os dejo con la duda.

Naiara Valdano.

INFORM-ARTE


MUSEOS Y PATRIMONIO


La legislación, la museología, la museografía y todas aquellas disciplinas que se desarrollan en torno al patrimonio cultural español, han fomentado el desarrollo del museo como institución y como continente. El museo tradicional desaparece para dejar paso al concepto de museo como dinamizador de la sociedad, como creador de cultura y como herramienta didáctica que cumple un servicio social. Asistimos, cada vez más, a una definición mucho más amplia del patrimonio, que comienza a ser denominado bien cultural y se convierte en un elemento a gestionar para establecer un diálogo entre el museo y la sociedad a fin de cumplir uno de los objetivos prioritarios, la transmisión de la cultura como mandato constitucional. Una transmisión de la que ya hablase John Ruskin en el año 1849, cuando se refería al patrimonio como un valor a respetar, a vigilar y a comunicar. Aunque todavía lejos de nuestra concepción actual de patrimonio y museo, ya apuntaba las labores fundamentales que deben asumir los responsables de nuestra herencia artística e histórica: respetarla y enseñar a respetarla-investigarla, como método para conservarla- vigilarla de forma incesante- como medio para evitar actos vandálicos o expolios y así preservar nuestro patrimonio-y transmitir esa idea de valor social a través de las instituciones que lo custodian para que pueda ser disfrutado por generaciones venideras. Es evidente ya la idea de pervivencia de nuestro legado cultural más allá de la existencia de un grupo humano o comunidad determinados.

Como entidad generadora de cultura, la institución museística se convierte en expresión de la identidad y la idiosincrasia de las diferentes nacionalidades que forman parte de nuestro territorio, y que, por mandato constitucional, deben ser respetadas y acrecentadas. Es fundamental entender el museo en sus dos vertientes, como contenedor de bienes culturales y como institución. Cada vez con mayor intensidad, el museo como arquitectura se convierte en protagonista, pues es la carta de presentación de la institución ante la sociedad. Este hecho nos lleva a reflexionar acerca de cómo se ha evolucionado progresivamente desde la valoración del objeto entendido como las colecciones hasta la valoración del sujeto, entendido como el público, llegando a uno de los puntos, a mi juicio, más interesantes para una institución museística, los estudios sobre visitantes. El público que visita los museos ha sido objeto de creciente interés por parte de los gestores de los mismos ya que, como apuntase Rivière, existe un público real y un público potencial, pudiendo dividirse ambos grupos en diversas subcategorías que han de ser tenidas en cuenta en el Plan Museológico así como en el propio proyecto arquitectónico de la institución. La focalización de la atención en el público no ha sido en detrimento de la prestada a las colecciones, que obviamente no dejan de ser el epicentro del museo, ya que sin colección no tenemos museo y no existe por tanto mensaje que transmitir.

En torno a la protección de nuestro patrimonio, la Ley de Patrimonio Histórico Español 16/1985 de 25 de junio es la actualmente vigente en el territorio nacional. Sin embargo, la organización territorial del Estado en Comunidades Autónomas ha dado lugar a la aparición de diecisiete textos cuya principal misión es proteger y acrecentar el patrimonio propio de cada una de las Comunidades como símbolo de una determinada idiosincrasia.

Los museos son cada vez más variados en tipologías y en orientaciones metodológicas y cada vez es más necesaria la adecuada preparación de los profesionales de nuestros museos para preservar, conservar, exhibir, gestionar y difundir la riqueza de nuestro pasado como garantía de futuro.

Rita Sánchez Aragó.


Para saber más…


HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, FRANCISCA., Manual de Museología, Madrid, Síntesis, 1994.

Plan Museológico y exposición permanente en el Museo. MCU.

Ley de Patrimonio Histórico Español 16/1985 de 25 de junio. BOE de 29 de junio de 1985.

Museos.es (Revista digital del MCU).

ENSAYO


ART FORUM BERLÍN


Organizada por el Messe Berlin GMBH y un comité asesor de galerías internacionales, la prestigiosa feria internacional Art Forum Berlín abrió sus puertas al público el día 24 del pasado mes. Su decimocuarta edición reunió a más de 180 galerías de alrededor de 25 países que fueron visitadas por unos 40.000 espectadores ansiosos por conocer las nuevas obras de artistas tan renombrados como Nobuyoshi Araki, Dora García o el tan polémico Giovanni Morbin con su instalación Rob entre tantos otros.

A pesar de contar con una nueva dirección a cargo de Eva-Marie Häusler y Peter Vetch, cuyos cambios en la feria resultaban imprescindibles, sobre todo tras la crisis que nos ha asaltado, la edición del 2009 ha sido, lamentablemente, una de las menos acertadas de todas las celebradas hasta el momento.

Las galerías veteranas prefirieron no llevar grandes creaciones de sus mejores artistas para, a cambio, mostrar obras de años anteriores por miedo a pasar por la feria sin vender un cuadro; y el sector focus (dedicado a las nuevas galerías), que solía destacar por sus artistas innovadores y controvertidos, presentó un arte repetitivo - más de una galería exponía trabajos que recordaban sospechosamente a los de Donald Judd - poco excitante y harto decepcionante.

Desde estatuas de falos que parecían sacados del sex-shop más pomposo (Galería Van Horn) hasta troncos de madera agrupados en forma de hoguera sin más, pasando por fotografías de Robert Capa (Galería Kicken Berlin) vistas por enésima vez o un videoarte pésimo, al más puro estilo casero - sólo merecía la pena la pieza de vídeo de Omer Fast (Galería Arratia, Beer) -, el arte mostrado resultó postmoderno, poco novedoso y excesivamente aburrido.

La nueva edición de Art Forum evidenció los bostezos de cansancio de la mayoría sus espectadores a los cuales era más habitual ver en un ambiente relajado y de escaso interés que en la, de costumbre, ajetreada y angustiosa fiebre de compra. A pesar del habitual optimismo que mostraban la prensa y los galeristas, en general, la feria sufrió una mayor escasez de compradores y, por consiguiente, un notable descenso en las ventas.

Menos mal que "no hay mal que por bien no venga", y que la carencia de buen arte se pudo equilibrar con el hecho de que la feria resultó ser un extraordinario punto de encuentro para la comunicación, intercambio de información y reflexión entre los visitantes, gracias a que los ansiosos marchantes aprovecharon su tiempo para disfrutar de conversaciones mucho más atractivas que las obras de arte en sí.

Aunque es obvio que la coyuntura económica no ha sido el mejor amigo del arte en este último año, el que hubiese que sumarle el hecho de que las obras de interés brillaban por su ausencia, incitaba a abandonar el edificio y toda esa fiebre mercantil que le rodeaba para poder gozar de otras exposiciones y eventos que se estaban organizando en paralelo y que, desde mi punto de vista, son los verdaderos protagonistas que han contribuido a convertir a la capital alemana en uno de los centros neurálgicos del arte contemporáneo europeo.

Sara Alfonso.

CREACIÓN



NACHO DE DIEGO


Entre el diseño gráfico y la ilustración, Nacho de Diego se expresa con la rotundidad que proporciona la sencillez de lo esencial.
Desde Trazos , le hemos propuesto que escriba unas líneas con lo que significan en su obra estas tres palabras: Icono, Color y Geometría.

Así, os dejamos con sus palabras y, lo que es más importante, con sus imágenes...


ICONO: me siento muy cercano al mundo de los iconos, al concepto de representar algo con el mínimo de mediod posible. Solo dejo de trabajar en un dibujo cuando restarle una línea más compromete el significado.


COLOR: manejo una paleta breve de colores básicos y potentes y los utilizo generalmente de manera plana, sin matices. La línea negra predomina sobre el color.







GEOMETRÍA: hace años comencé a dibujar directamente en el ordenador con programas vectoriales, y progresivamente fui abandonando el hábito de bocetar a mano. Todos los elementos que coloco en lailustración parten de círculos, óvalos, cuadrados, triángulos... Todo responde a la misma idea general de simplicidad.


www.nachodediego.com

LITERATURA



Philip K. Dick

Ubik, Ed. F. de Ideas, 2000.

Si se puede aplicar, dentro de la literatura de ciencia ficción contemporánea, el tan mentado arquetipo del genio lindante con la locura, no hay ejemplo más reseñable que el de Philip K. Dick. Conocido para el gran público por su novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la materia prima de la película Blade Runner (Ridley Scott, 1982) no es sino en obras como Ubik donde se desata toda su enfebrecida visión literaria. El argumento (un grupo encallado en la Luna tras un accidente, sujeto a las inextricables vueltas de tuerca dickianas sobre su estado real), es casi mera anécdota frente al despliegue discursivo que subyace, marcado por la profunda incertidumbre que inunda la vida y la muerte. Su famosa galería de personajes y el ritmo narrativo, encauzado bajo un esquema opresivo en el que se niega al lector la posibilidad ontológica de saber qué es real y qué deja de serlo, resumen una de las mejores obras de la ciencia ficción del siglo XX.


Guy Endore

El hombre lobo de París, Ed. Jaguar, 2004.

He aquí que el hombre lobo, uno de los mitos clásicos del terror occidental junto a Drácula o el monstruo de Frankenstein, no parecía haber recibido concomitancia literaria, a diferencia de tales adláteres, en una novela gestacional. Error. Si bien privado de la entidad de las obras de Stoker o Shelley, el clásico que se ocupa de esta figura no es otro que este libro de Guy Endore. Publicado en 1933, se encontraba inédito en castellano (tan sólo un ejemplo de tantos en la minusvalía cultural de este país), siendo un texto cuya ambición dramática y cohesión narrativa resultan más que remarcables. Ambientada en el París de mediados del XIX, durante el periodo de la guerra franco-prusiana, los crímenes perpetrados por el hombre lobo reciben un buen marco conductor en el retrato de la sociedad francesa de la época, tan bien recreada que quizá acaba desdibujando el trasfondo puramente licantrópico de la novela.


William Faulkner

Santuario, Ed. Alfaguara, 2006.

Mucho se ha hablado acerca de la prosa de Faulkner, divinizada por algunos como la característica más relevante del escritor de Mississippi. Bajo mi punto de vista, sus interminables frases, laberínticas y serpentinas, no representan sino uno de los lastres importantes de su estilo, en claro demérito frente a su asombrosa capacidad para desarrollar el drama psicológico hasta profundidades insondables o la modernidad técnica de que hace gala en la mayor parte de su obra. No obstante, en una de sus novelas más conocidas, Santuario, su estilo recargado y plomizo sirve bien para contar la historia de una estudiante frívola y sus avatares en el viejo caserón, lleno de sórdidos personajes, donde va a parar gracias a la más estúpida de las casualidades. En torno a ella se teje, morosamente, una lenta intriga en la que pronto confluirán el asesinato y la violación. El ritmo exasperante de las frases de Faulkner representa el marco idóneo.


Georges Bataille

Mi madre, Ed. Tusquets, 1980

Extraña pieza narrativa, parcialmente disgregada, sin una finalización clara y pergeñada en un estilo abocetado, en el que abundan las contradicciones, los cambios inexplicables de tiempos verbales y demás irregularidades, Mi madre no deja de ser un librito delicioso y todo un catalizador de lo que podríamos denominar la esencia Bataille. En origen perteneciente a una serie de cuatro libros ideados en prolongación de Madame Edwarda, la novela narra el paulatino e inexorable proceso de corrupción de un adolescente a manos de su madre, una femme que encarna en ocasiones un estadio abismal casi sublime. Se trata de una obra destacada, ya que en ella, al igual que en Historia del Ojo, Bataille nos revela la plenitud de un autor verdaderamente subversivo, en tanto que catalizador de excesos y situaciones extremas que abocan al lector a avistar el reflejo prismático del más puro delirio.


Recomendaciones literarias de J. F. Pastor Páris.

RELATOFOTOGRÁFICO

DESDE UNA TERRAZA, TOMANDO CAFÉ...




-¿Qué tienen en común un niño militar, un profesor de alemán que además es contorsionista y un viejo predicador que confía su mensaje a un trozo de cartón?
- ¿Son familia?
- No.
-¿Viven en la misma calle?
- Todavía no, espera a que el desfile doble la esquina.
-¿Se conocerán?
- No lo sé, quizás ya se conozcan. O…
- Por cierto, ¿cómo sabes que los profesores de alemán tienen esa pinta?
- He tenido unos cuantos.



No es la primera vez que juegan a este juego. Gonzalo y Daniel. Gonzalo es periodista y escritor aficionado. Daniel profesor de francés e inglés en un instituto público. Ambos andan en la treintena. El uno vive en Madrid y el otro en Berlín, pero se conocieron hace años en Londres. Ambos adoran el jazz, la música clásica y la literatura. Daniel toca el piano como un semidiós y Gonzalo domina los espacios de la ficción. Lo suyo fue una amistad a primera vista. Coincidieron en un curso de inglés para erasmus cuando apenas habían cumplido los veinte y hasta hoy. Todos los años engañan al tiempo una semana y recuperan su antigua vida juntos. Una semana de vacaciones que dedican a recorrer alguna de las grandes capitales europeas. Las pasean, las exploran, charlan y reinventan las relaciones entre los lugares y las personas que se encuentran mientras toman café en las terrazas.



- ¡Una mujer!
-Ehhh, digamos que todavía no.
- Todavía no...¡es una niña!¿Se llama Franzisca y lleva trenzas?
- Se llama Franzisca, lleva trenzas y da mucho la lata, sí esa es. Rebauticémosla Iris, mensajera de los dioses, llamada a cambiar las reglas del juego llevando a su destino nuestras aladas palabras. ¿Qué te parece que se conozcan?
-Cuéntame.
-Esa Franzisca parece lista y bastante descarada, convéncela de que el profesor es un mago, el predicador un rey encantado y de que su caballero está a punto de doblar la esquina. Sólo tiene que conseguir que el caballero mate al mago para que el predicador recupere su forma original. Cómprale un helado.

Resulta que esa Franzisca, que efectivamente es muy descarada, está encantada con su papel en la historia y su helado de fresa y mango. En cuanto el desfile hace su aparición en escena, localiza al caballero y corre a informarle. El niño -no esperemos reacciones racionales- le pega un empujón y la tira al suelo, ella, milagrosamente, consigue salvar el helado. Como el caballero rechaza cumplir con su destino, se dirige ella misma a ajusticiar al mago. Por su parte, el profesor de alemán contorsionista, al ver llegar a la niña, despliega todos sus encantos artísticos envolviéndolos en una misteriosa pero reconfortante sonrisa. Franzisca- Iris no se deja engañar y le pega con un palo que lleva preparado para la ocasión.

La mamá de Franzisca, que está sentada en la mesa de al lado, ha empezado a preocuparse por su nena. Hace un rato que no la ve y cuando la localiza corriendo por el parquecito del bulevar, lleva en la mano un helado que ella no le ha comprado. La mamá se disculpa con su amiga y se acerca a buscar a la pequeña. La encuentra parada delante del predicador. No se ha atrevido a decirle nada, el tipo le da miedo. Franzisca se viene abajo, al fin y al cabo sólo tiene nueve años, llora, hipa y termina por señalar con dedo acusador la mesa en la que están sentados Daniel y Gonzalo.

- Es hora de partir amigo.

Relato de Beatriz Talaván y fotografías de Rfa.

ENTREVISTA 2


PEDRO GIMÉNEZ

Entre las telas blancas que suponen las paredes encaladas ibicencas, se esconde el objetivo fotográfico de este paciente observador. Su amor por la isla pitiusa evoca el juego de la luz del mediterráneo al estilo de un Mompó. Pedro Giménez nos presenta su último trabajo Tempo y una historia en fotografías de un mundo al revés, el Homenaje a Boris Vian, su particular Lobo Hombre.


- ¿Cómo te iniciaste en la fotografía?
- Empecé en esto de la fotografía a mediados de los años 70 junto con mi hermano. Me inicié en este mundo de una forma muy amateur. Mi hermano también es fotógrafo, se puede decir que es cosa de familia. De pequeños, mi padre nos compró un curso por correspondencia que hicimos mi hermano y yo juntos.
Luego tuve varios parones hasta el año 1988 aproximadamente, cuando ya empecé más en serio y comencé a hacer exposiciones. En 1982 asistí a una escuela, donde estuve aprendiendo fotografía profesional y actualmente todavía sigo formándome en diversos cursos y talleres. He hecho también prensa, algo de moda, bodegones, portadas de discos, catálogos de viaje, etc…

- He leído que guardas un amor enorme por Ibiza:
- La isla de Ibiza me encanta, allí realizo una gran cantidad de actividades con un buen grupo de personas que se han interesado por mi trabajo. Suelo ir como unas tres veces al año, allí estoy durante un tiempo en el campo. Muchas veces salgo aún de madrugada y busco sitios que me interesan para sacar una buena fotografía. En Ibiza hago un trabajo fotográfico que va más allá de esta disciplina y que yo llamo Arquitectura Rural Ibicenca. Aquí juego con la imagen, con la geometría, con el volumen, las texturas, las sombras y muchos más elementos.
Lo de Ibiza ya es una continuidad. Ahora estoy fotografiando detalles de una arquitectura con un gran trasfondo para mi. Se trata del “Espacio Micus”, su nombre procede de Eduard Micus, un pintor abstracto alemán gran amante de la isla, lamentablemente fallecido en el año 2000. El espacio ha quedado como una fundación gestionada por su hija. La morfología externa de este lugar es muy importante para mí, ya que dependiendo de la hora del día, entra una determinada luz por esas grietas. Luego yo juego con todos los elementos de los que te hablé antes y realizo mi trabajo. A veces un haz de luz se cuela por algunos espacios y se reflejan en un escalón o en una pared. Con esa luz compongo mis fotografías que luego guardan de efectos evocadores en el espectador.

- En la muestra entreFotos celebrada en Madrid has expuesto una serie llamada Tempo:
- Efectivamente, este año llevo a entreFotos un tríptico que he titulado Tempo. Se fundamenta en el tiempo que transcurre desde una imagen a la otra, como un haz de luz que va pasando. Además, también juego con la palabra Tempo por su connotación musical. La luz que incide en parte de una de mis fotografías, se desplaza en la siguiente, estableciendo un Tempo que, como digo, tiene relación con la música. Así se producen diversos efectos de luz, desplazándose estos haces a distintos lugares, a la izquierda, a la derecha, al centro, y aludiéndo también a ese transcurrir del día y de la vida.
Normalmente mis trabajos son proyectos sobre una determinada temática. Es un trabajo muy paciente, de mucha espera entre una toma fotográfica y otra.
En entreFotos hemos expuesto cuarenta artistas. Es un festival que lleva ya diez años. La filosofía de la exposición es que, durante las cuatro jornadas que dura la muestra, el fotógrafo debe estar siempre presente con su obra. De esta forma, cualquier persona que vaya a visitarla tiene al autor delante de él, y cualquier cosa que le sugiera la fotografía la puede compartir con el artista.

- Este año se cumple el 50 aniversario de la muerte de Boris Vian. ¿En eso consiste tu trabajo de Lobo Hombre?
- En entreFotos también he presentado mi particular homenaje a Boris Vian, un escritor nacido en 1920. Este autor escribió un relato llamado Lobo Hombre en el que se basaron por ejemplo los cantantes de La Unión para componer su canción Lobo Hombre en París.
A partir de unas fotos que realicé en 1984, he realizado una adaptación fotográfica de los personajes que aparecen en el cuento, siempre bajo mi interpretación personal. He realizado una caja en la que he introducido mi particular serie de fotografías con un texto introductorio. También tengo pensado vender las cajas en una galería de París. La lectura de este relato y mis visitas y fotografías de París juntas han dado como resultado este maravilloso proyecto del que me siento enormemente orgulloso. Está realizado en papel varitado. Las fotos son de 1984 pero el tiraje es actual. Los personajes del relato los puedes ver en mis fotografías, por ejemplo puedes ver a la chica de la que habla Vian, llamada Lisette Cachou, una mujer diminuta y morenita que se podrá encontrar en el interior de la caja.
Hace unos años realicé otra caja llamada ATLANTIS. El sueño hippie en Ibiza, nombre con el que se conoce a la pequeña cantera próxima a Cala d´Hort y uno de mis rincones favoritos de la isla donde muchos hippies se instalaron a mediados de los años 60. Su contenido comprendía cinco fotografías originales mías, el volumen once del disco de Café del Mar y un texto sobre el lugar escrito por Eduardo Bravo.

- Por último, ¿cómo haces tus fotos, en analógico o digital?
- Mi trabajo lo realizo todo en analógico, sigo con las películas de siempre. En principio seguiré trabajando en analógico, aunque a veces da más problemas, tanto para positivar como para comprar película. Normalmente cuando viajo siempre me compro la película aquí en Madrid y voy con la película.

Entrevista de Luis Cáceres.

ILUSTRACIÓN

ILUSTRACIÓN DE KIKO PÉREZ