martes, 15 de diciembre de 2009

EXPOSICIONES 1


EL ARTE DEL TEATRO SEGÚN GORDON CRAIG.
ILUSIONES ESCENOGRÁFICAS


Si parte de una hipótesis errónea o de unos principios equivocados, la teoría que desarrolle no tendrá valor. Si parte desde ideas correctas pero la traducción que se hace de ellas no es la adecuada, la teoría seguirá siendo no válida. Si parte de unos planteamientos correctos pero carece de los medios necesarios para llevarlos a cabo tampoco lo tendrá. Sin embargo, hay ocasiones en que surge una figura capaz de desprenderse del velo de la autoimposición de la época, teniendo la suficiente lucidez como para encontrar nuevas propuestas y conseguir expresarlas al resto de mortales.

Señoras, señores, con todos ustedes, Edward Gordon Craig.


“En este siglo, los que trabajamos en el teatro hemos estado tan pendientes de cicloramas, bambalinas, teatros, escenarios y actores que nos hemos olvidado de mirar a la naturaleza. Ahora es necesario -creo que es necesario- hacer un alto, olvidarnos de todo lo demás y observar de verdad, observar larga y detenidamente la naturaleza”.

Hasta el 17 de enero se encuentra en la Casa Encendida la primera exposición retrospectiva dedicada a este personaje. Bajo el título Edward Gordon Craig. El espacio como espectáculo, se realiza un recorrido expositivo-biográfico a lo largo de tres salas diferentes, contando tanto con material fotográfico, como con dibujos del propio artista, sus trabajos literarios o maquetas de sus escenografías. No se trata de una exposición al uso, ya que reúne un elemento sustancial del teatro pero que en numerosas ocasiones queda olvidado por parte del gran público: la escenografía. Interpretación y escenografía son inseparables, no se puede entender la una sin la otra, se complementan y se funden entre sí hasta llegar a un todo indisoluble... Pero si detrás de la interpretación hay un arduo trabajo de preparación tanto de actores como del director, en la escenografía ocurre otro tanto, y eso es algo que queda patente en esta muestra, en donde a partir de seis bloques temáticos (El universo nativo y electivo de Edward Gordon Craig, La escalera - Estados de ánimo: I, II, III y IV, Un laboratorio espacial, La ventana y la retícula, El espacio y la luz, El movimiento y Hamlet) se acerca al público toda su teoría.

Edward Gordon Craig (Stevenage, Hertsfordshire, Inglaterra, 1872; Saint Paul de Vence, Francia, 1966) fue uno de los más importantes escenógrafos del siglo XX y su valor actual radica en el impulso modernizador que dio a la escena, gracias al que pudo evolucionar y convertirse en lo que hoy es el teatro contemporáneo. La muestra se titula El espacio como espectáculo, y es que es así como Gordon Craig pensaba que debía ser el escenario. Sin embargo su obra no se reduce tan solo a la escenografía, sino que también nuestro artista, siempre en el ámbito teatral, se dedicó al vestuario, a la dirección y a la creación de diversos ensayos como El arte del Teatro. Y es que él opinaba que el arte del teatro era una totalidad compuesta de diferentes elementos, era la obra total, tal y como se ve en los ejemplos comparativos que escoge en sus textos, en donde la pieza teatral y su director de escena se igualan al pintor y sus colores o al músico y sus composiciones, siendo imposible elgir un sólo pigmento o contar con una única nota. Trata el teatro como si de un mosaico fuese, donde cada tesela, por pequeña o aparentemente nimia que sea, goza de un papel único, inamovible y necesario, gracias al trabajo del director, personaje que debe revisar cada una de esas piezas, de forma que el organismo funcione.

Mientras que la mayoría de sus colegas escenógrafos se ceñían con realismo a lo que los dramaturgos señalaban en sus textos en cuanto a la escena, Gordon Craig dio un paso más y comenzó a investigar sobre el “escenario espacial” en el que convivían todo tipo de mecanismos escénicos, cubos y escaleras que adquirían estatus de auténticos símbolos. En concreto, el cubo era el elemento que le permitía separar y dividir las diferentes escenas mediante un movimiento que sustituía al telón con sus subidas y bajadas; mientras que la escalera era la metáfora más adecuada para representar los diversos estados de ánimo de los personajes de una obra de teatro, posibilidad que se le da al visitante.

Todo esto se puede comprobar en la exposición, que está repleta de dibujos que servían para los futuros modelos tridimensionales, grabados, cuadernos con bocetos de escenarios y anotaciones manuscritas del autor, además de interesantes maquetas o diseños para vestuario que sorprenden por su elegancia y sencillez. En ellos, Gordon Craig destaca como un excelente dibujante y grabador que utilizaba el negro como protagonista, ya que según él creía, era el color que mejor expresaba la espiritualidad, que aumentaba por efecto de la iluminación y sus reflejos. Pero Gordon Craig no sólo diseñaba sus complejos escenarios, sino que también los construía y los constituía de pantallas móviles en blanco que son su rasgo más representativo. Eran unas pantallas que se veían salpicadas por líneas con las que Gordon Craig señalaba cual era el lugar de la acción, creaba volúmenes y superficies.

Otra de las novedades que se muestra en la exposición, en consonancia con sus teorías, es su apuesta por una puesta en escena más imaginativa, más simbólica, en donde la fantasía tiene un papel protagonista y el espectador un rol más activo en la representación, donde lo visual y lo gestual ganan la batalla a la palabra. No se trata de describir sino de insinuar mediante ese simbolismo que, en ocasiones, se nutre de composiciones casi minimalistas, e incluso abstractas, que servirán de ejemplo a escenógrafos posteriores como Joseph Svoda o Gilles Aillaud, y serán los escenarios en donde se ubicarán los actores, las “supermarionetas” (elementos plásticos que formaban parte de la escena y que tenían el privilegio de poseer movimiento) y la iluminación, ampliamente tratada por Gordon Craig, quien nos recuerda en su pensamiento estético a los impresionistas, ya que estaba muy preocupado por la manera en la que la luz incide en los objetos y las estancias dependiendo de la colocación de los primeros y del momento en que son representados.

Artista revolucionario y polifacético donde los haya, sus planteamientos no dejan a nadie indiferente. A pesar del cambio que supusieron en el arte del teatro, su obra ha sido muy desconocida para el público español, siendo pues, esta exposición, una excelente manera de acercarse a su universo imaginario particular, al alcance de muy pocos.

Carolina Cadenas y María Condado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario