domingo, 5 de abril de 2009

CREACIÓN: Estética



MARQUITIS


Había una vez una ciudad llamada Percepción. Sus habitantes amaban la música, la poesía, la pintura, la literatura. Les gustaba cultivarse. Sus hogares tenían estilos diferentes. En sus balcones colgaban plantas de todo tipo. Los artesanos y artistas de Percepción trabajaban contentos y producían obras asequibles para todos los bolsillos pues su obra, variada y distinta, era solicitada por todos los habitantes que a su vez eran diferentes, así como eran personales y distintos los hogares de la ciudad. Eran felices.

Un día llegó a Percepción una bruja con un cuadro mágico que, según decía, era el mejor. Ni se inmutaron los habitantes, pues tenían sus propias e instruidas ideas. Entonces la bruja, que era lista y poderosa, les hechizó y a partir de ese momento todos los habitantes ansiaron el cuadro. Entonces la bruja regaló el cuadro a un hombre rico de la ciudad. Luego, un segundo hombre, más rico aún, se lo compró al primero, y así, el cuadro fue saltando de rico en rico y de casa en casa. Otros, los que no podían comprarlo, encargaron copias a los artesanos y artistas. Éstos, como reacción, dejaron de crear para responder a la demanda y, de paso, aprovecharon la ocasión y subieron los precios. Los más pobres tuvieron que conformarse con fotocopias y pegatinas del cuadro. Por fin, todas las casas tenían la misma pintura.

El suceso se extendió a otras actividades y, en seguida, todos los edificios tuvieron el mismo balcón y todos los balcones mostraron las mismas plantas. Finalmente cambiaron el nombre de la ciudad y la llamaron: Marca. Eran felices.

Llegó después a Marca un forastero buscando la ciudad Percepción. Intrigado frente al letrero preguntó a sus habitantes - ¿Qué significa Marca? - a lo que le respondieron - “Una señal que distingue”- . Pero el forastero veía iguales los balcones e idéntica pintura tras las ventanas, y por eso inquirió - ¿Qué hay aquí que sea distinto? -. Los habitantes confusos no supieron responder así que fueron a consultar a la bruja y al poco regresaron con la respuesta - “Somos distintos y nos distinguimos porque tenemos el mejor cuadro, el mejor balcón y el mejor gusto”.

El forastero, atónito, interesado y curioso, insistió - ¿Cómo sabéis que poseéis lo mejor?-. Esperaba múltiples argumentos, teorías, razones o sentimientos que le revelaran el misterio. Pero nada de eso ocurría, hasta que finalmente la bruja se presentó y dijo - “Porque yo lo digo”-.

 ¿Y tú quien eres? - Preguntó el forastero.
 Doña Hegemónica Estética, Sra. de Masas. Asesoro y guío el gusto ciudadano. ¿En qué puedo ayudarte?
 Me preguntaba qué cosa mágica ha logrado que toda una ciudad tenga el mismo gusto.
 No es nada raro. Son personas refinadas que han descubierto lo mejor.
 Ya.
 Puedes ser también un ciudadano de Marca.
 No gracias, Doña “Homogénea”. Marca parece una ciudad de clones.
 Clones que se distinguen por el mejor de los gustos.
 Gustos que se distinguen por ausencia de personalidad.
 Personalidad snob y excéntrica es lo que tú pareces tener.
 Tengo la opinión de que la distinción no puede ser la clonación, sino que es personal.
 Personalmente te invito a que te vayas.
 ¡Váya!.

El forastero tuvo que marcharse de aquel lugar. En su retirada y para fastidiar a la hechicera y a los clones no dejó de gritar: ¡Marca es impersonaaaaaaalll!

Pilo G-B.

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