sábado, 4 de abril de 2009

CREACIÓN: Ensayo



CHICAGO:


El Ave Fenix de la Arquitectura Moderna


Un acontecimiento fortuito, un fuego propagado en una ciudad con pocos medios para extinguirlo, es el desencadenante del surgimiento y desarrollo de la arquitectura moderna tal y como hoy la conocemos.

Eran las nueve de la noche del 8 de Octubre de 1871 cuando daba comienzo uno de los episodios más tristes de la historia de Chicago, que cambiaría drásticamente el devenir de la ciudad.

En un establo de las afueras, tal y como cuenta la leyenda surgida de toda tragedia, una lámpara de queroseno cae al suelo y prende la estructura de madera. A finales del siglo XIX Chicago es todavía una ciudad de madera. El incendio se propaga con furia, devorando todo lo que encuentra a su paso merced al hacinamiento y pobre calidad de las construcciones, a pesar de la existencia de las llamadas “bolsas de riqueza”.

Al cabo de dos días, la ciudad está envuelta en una espesa nube de cenizas y polvo que avanza sin muchas dificultades superando incluso el cauce del río Chicago. Cuando, al fin, llega la lluvia para sofocar las últimas llamas, es ya demasiado tarde, todo ha quedado destruido.

Una de las representaciones más gráficas de lo que allí sucedió, es curiosamente un dibujo-y no una fotografía- de John R. Chapin artista e ilustrador que trabaja entonces para el Daily Harper, en la que representa a la ciudad envuelta en llamas mientras los habitantes de Chicago, presos del pánico- cruzan el río buscando un lugar seguro.

Paradójicamente, este incendio fue algo necesario para que la ciudad, resurgida de sus cenizas, se convirtiese en la cuna de los rascacielos, este fue el germen de la arquitectura moderna.

Dicen que durante unas horas todo quedó sumido en un absoluto silencio, solo roto por las voces de aquellos más valientes que determinaron: “Chicago must and shall be rebuilt at once”- William Bross, Chicago Tribune- es decir, “Chicago debe y tiene que ser reconstruida”.
Esta es, sin duda, la declaración de intenciones que se convierte en el punto de inflexión a partir del cuál se inicia el nacimiento de una nueva tipología de edificios, antecedente de los sobradamente conocidos ‘skycrapers’ que hoy caracterizan el ‘skyline’ de las ciudades de todo el mundo.

Desde ese día de octubre, Chicago ya no fue la misma, el incendio no solo arrasó las casas, también se llevó consigo las trasnochadas formas de vida, dejando paso a una nueva mentalidad en la que no tenían cabida sino el poderío del dinero, la especulación del suelo y en definitiva la magnificencia de una ciudad renacida.

Cada construcción se convierte en un símbolo del triunfo de lo funcional, lejos del sentimentalismo arquitectónico imperante en Europa, al que creían haberse impuesto. Se presentan así al mundo como la punta de lanza de la modernidad y, por supuesto lo eran.

Es en estos años cuando empiezan a ponerse en práctica algunos avances tecnológicos de enorme relevancia como las estructuras anti-incendios y las auto-sustentantes así como el ascensor, los edificios en altura aparecen ahora como construcciones cada vez más rentables y Chicago crece en vertical.

Como era de esperar, la ciudad buscaría desde entonces y de forma incesante un discurso de identidad que se adaptase a la nueva imagen de la ciudad. De los modelos arquitectónicos que entonces se proyectaron en Chicago, beberían las generaciones futuras y, como si de un incendio inextinguible se tratase, la arquitectura moderna arrasaría de forma paulatina pero incontenible la arquitectura tradicional de todos los pueblos.

Rita Sánchez Aragó.

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