CRISTINA IGLESIAS
LA DRAMATIZACIÓN DEL ESPACIO
LA DRAMATIZACIÓN DEL ESPACIO

La artista creó dos grandes obras de instalación, un pabellón doble de pantallas metálicas tejidas suspendidas vertical y horizontalmente en todo el espacio como una tienda de nómadas flotante, que envuelve al espectador y transforma el espacio. La luz, que ilumina la obra desde arriba, crea sombras sobre el suelo y las paredes, donde la presencia espectral de un idioma indescifrable provee un encuentro con las palabras escondidas en patrones de símbolo e imagen, de oscuridad y luz. Lo que a primera vista parece abstracto se convierte en resumen literal tras un escrutinio más detenido, revelando un enigmático motivo caligráfico extraído de las palabras del clásico de ciencia ficción de Arthur C. Clarke de 1973, Rendez-Vous con Rama.

En gran parte de la obra de Cristina Iglesias, hay un sentido de lo siniestro. No sólo por como juega con nuestras nociones de lo familiar, obligándonos a experimentar distintos tipos de espacios u objetos de un modo al que no estamos acostumbrados. Sus estancias, por ejemplo, son a la vez familiares, reconocibles, extrañas, temibles. Pero obligándonos a contemplar los detalles, nos trae hacia la obra y perturba nuestro equilibrio.

Los textos que escoge Cristina Iglesias para cubrir sus obras se suele decir que se refieren a mundos cerrados. Mundos creados completamente en la imaginación del autor. Mundos en los que el escritor hábilmente proyecta un lugar que tiene ser adaptado por el lector, quien entra por tanto en un mundo cerrado. Seguramente la intención de estos escritores es invocar un mundo que sugiera otros mundos a sus lectores.
La tensión entre el mundo aparentemente cerrado de las esculturas de Iglesias y las posibilidades que crea cada pieza es lo que hace tan apropiada su elección de escritores como Roussel, Huysmans, Ballard o Clarke. Cuando nos adentramos en una de sus estancias rodeada de texto y luz, se nos invita a seguirnos moviendo. No es un mundo perfecto. Está lleno de imperfecciones e incongruencias. El placer que se nos plantea, por supuesto, es encontrarlas.
Sebastián Jurado.
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