viernes, 2 de enero de 2009

Beatriz Talaván

TODOS LOS LIBROS TIENEN UNA HISTORIA
El Regalo de Reyes

Todos los libros tienen una historia. Digo esto no pensando precisamente en el contenido, sino en las cosas que asociamos a los libros. Estos quedan impregnados del momento de nuestra vida en el que lo leímos; del momento en el que cayó en nuestras manos; de la persona que nos lo regaló; de aquella a quién después se lo hemos contado…

Mi mejor regalo de Reyes ha sido el Diccionario de las vanguardias en España de Juan Manuel Bonet; ¿por qué? Porque ha cerrado la Navidad como debía ser cerrada. Mi Navidad ha sido volver a Madrid, estar en casa, volver a amigos viejos y a las pasiones que comparto con ellos, la cultura en general y la literatura en particular –que a menudo me gusta con ellos más que con otros-. Madrid significa también (y como parte de lo anterior) motivarme y recordarme que sigo siendo estudiante, como la mitad de ellos, y que va siendo hora de ponerse a recopilar información para las asignaturas que he elegido este año, una sobre los géneros literarios de finales del s. XIX y principios del s. XX –no me puedo permitir muchas por aquello del exilio voluntario-. En esta línea, Madrid ha significado “hacer acopio de vanguardias literarias”.

Durante estos días he leído Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, que me ha hecho reír por la inocencia o por la sinceridad de alguno de sus personajes; me ha acomplejado por el despliegue de erudición del que hacen gala sus protagonistas; me ha hecho enfadar, por una primera impresión de inverosimilitud de tamaño conocimiento en gente tan joven –luego me han explicado que antes todo era así: acumular lecturas sin orden ni concierto pero con mucha memoria, voracidad y pasión. Y hablar de ellas, hablar mucho de ellas.-; y que por último, además de insertarme de lleno en los movimientos literarios postvanguardistas sudamericanos, en el ansia de la poesía joven mejicana (joven, cuando mis padres eran jóvenes), me ha brindado estupendas discusiones literarias con gente a quien tengo en alta estima y me ha motivado a seguir escribiendo, si es que había empezado.

Los detectives salvajes, está, como toda la Navidad, lleno de vanguardias –para mí también lleno de Madrid-. El estudio metódico (ya he dicho que yo también tengo que preparar exámenes) de las vanguardias me lleva a una de mis hermanas, primera persona de referencia a quien acudir en busca de información inicial sobre un tema como este, -amigos, hermanos, claros amor y bienestar ¿no?-. Después un paseo por la Cuesta de Moyano, a ver qué me encuentro y qué puedo traerme a las Alemanias, cualquier buena excusa que me aleje de las obligaciones de mis tardes de invierno: Los días en rojo, textos y declaraciones colectivas del Grupo Surrealista de Madrid, primera edición de 2005, conmemoración de sus veinte años de publicaciones y actividad ininterrumpida. Quizás para muchos es un descubrimiento inocente, yo ni lo intuía, por eso lo comparto con una sonrisa.

Finalmente, cuando ya todo estaba acabando: la buena vida, las cañas tamaño caña, las charlas sobre literatura, teatro, cine, revistas, cotilleos absurdos pero divertidod, problemas personales, etc., llegó la Reina Maga cargada de más vanguardias y una nota preciosa “Esta obra desmiente del todo que España haya sido la “reserva espiritual” - así la llamó el franquismo- de Europa. Las inquietudes artísticas y culturales fueron las mismas. ¡Qué lo disfrutes!”. Cuando lo desempaqueté y la abracé sonriendo añadió: “qué suerte tenéis”.

Beatriz Talaván.

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