sábado, 14 de noviembre de 2009

ENTREVISTA 2


PSJM


Pablo San José y Cynthia Viera (PSJM) operan como grupo artístico apropiándose de los recursos utilizados por los medios de comunicación para crear “simulacros y no parodias” del sistema capitalista que rige nuestra vida y nuestra cultura. Estos días podemos ver en Cuenca su particular aportación dentro del festival Ingráfica´09, o acercarnos a su trabajo audiovisual en la retrospectiva que ha organizado el TEA de Tenerife. Parece por tanto una buena ocasión para hablar con ellos y conocer algo más acerca de sus “productos”.

-¿Cómo surge la idea de crear un grupo artístico a imagen y semejanza de una marca comercial?
-En 1998 Pablo decidió que su firma se convertiría en marca. Le interesaban los procesos de promoción de las firmas artísticas y su paralelismo con el resto de firmas comerciales y comenzó un trabajo que aún continúa, un proyecto que se construye con cada obra realizada. “El artista es la marca, la obra es el producto” pasó a ser el slogan de la marca PSJM. En 2003 Cynthia, licenciada en Dirección de Comercio Internacional y Marketing, y hasta esa fecha Responsable de Servicios de Marketing de una gran compañía de telecomunicaciones, se incorpora al proyecto haciendo realidad las intenciones teóricas de trabajar bajo las estructuras propias de la empresa y formalizar legalmente el equipo como una marca comercial.

-¿Qué opináis acerca del concepto de “genio” aplicado, e incluso exigido, al artista?
-La dignidad del individuo, la importancia de la creatividad y la imaginación o la valoración del trabajo artístico, luchas propias del movimiento romántico, son preceptos que a todas luces se deben defender. Sin embrago su mitificación, la sacralización de la obra de arte a través de lo sublime y la divinización del artista en la figura del genio bohemio atormentado constituyen lastres contra los que aún debemos actuar. Estos modelos tan queridos por la industria de Hollywood en sus biografías artísticas, bien pueden serle útiles al comerciante de arte para valorizar sus mercancías o al artista vanidoso para imponer su voluntad caprichosa, pero suponen un freno en la consecución de una práctica democrática e igualitaria de lo artístico, de la creatividad en el hecho de vivir.

-El mercado y los medios de comunicación parecen hoy por hoy algo inherente a la cultura y el arte. Vosotros decís que tratáis estos temas desde el simulacro y no desde la parodia, ¿a qué os referís con esto?
-Nicolas Bourriaud etiqueta como “realismo operativo” a este tipo de arte relacional basado en "el modelado de una actividad profesional en el campo de la producción de bienes y servicios que imita la economía general". Con todo, nosotros nos diferenciamos también de otros artistas que trabajan en esta dirección en que la mayoría producen “parodias” del sistema de consumo, mientras que nosotros creamos “simulacros”, no “parodias”. Nuestras obras son una imitación más real que lo real, “hiperrealidad operativa”. Es decir, nosotros no modificamos una marca (Fuma por Puma, por ejemplo) o hacemos un chiste grotesco de la sociedad de consumo. Muchas de nuestras obras podrían ser realidad. Esto se debe a que ambos hemos trabajado dentro de la maquinaria de seducción publicitaria. No hacemos algo "como slogans", hacemos slogans, podrían ser reales porque también los hemos hecho para el capital, conocemos sus procedimientos y ahora los utilizamos para generar un discurso crítico.

-Se dice que el mercado ha “asesinado” al arte y la crítica, ¿creéis que también la contracultura se ha convertido en un negocio?
-Sin duda. Ese ha sido el destino de todas las propuestas radicales de las vanguardias, desde el anti-arte dadá a las experiencias anti-cormerciales e inmateriales del primer conceptual. De modo similar, la contracultura pasa enseguida a convertirse en un producto más en el engranaje comercial de la sociedad de consumo. Estos son conceptos con los que venimos trabajando desde hace años y que recientemente han sido espléndidamente explicados y popularizados por Heath y Potter con su "Rebelarse vende". No creemos que nadie pueda escapar a esta lógica del capitalismo, un sistema que necesita de la crisis y la confrontación para avanzar.


-Vuestra crítica, además de artística ¿es también política y social, por ejemplo en obras como Marcas Ocultas o Made by kids for kids?
-Podríamos decir que nuestro campo es la crítica de la economía política del signo. Tomar las mercancías como arte y al arte como mercancía y estudiar las relaciones ideológicas y de poder que subyacen en sus estructuras y flujos.

-¿Qué papel tiene el público en obras como Marx, en la que creáis una marca de ropa con su correspondiente boutique, spot de TV, carteles publicitarios y lemas para el producto como “Haz como nosotros, sé diferente”?
-El receptor está siempre presente a la hora de crear todas nuestras propuestas. Es él quien remata la obra. Esto sucede con el trabajo de cualquier artista, de otro modo las obras de arte no saldrían de los estudios, si nos apuras, no saldrían de la mente del artista. En el caso concreto de MARX®, y aunque el espectador es parte fundamental de todos los componentes del proyecto, su importancia se hace mucho más evidente en la acción de consumo en la boutique. Por otro lado el slogan de MARX®, “Haz como nosotros, sé diferente”, reproduce el mensaje paradójico que podemos escuchar en los medios de comunicación constantemente. Sé tu mismo, consigue tu identidad individual y distintiva, pero por medio del consumo de objetos producidos en masa. Lo que nos interesa aquí es la tensión entre lo exclusivo y lo masivo industrial, el individuo y la masa y la absurda solución que nos proporciona el mercado, a la que comúnmente el consumidor se abandona sin pensar. Nosotros proponemos reflexión por medio del acto de consumo.


-Imagino que seréis conscientes de que vuestro trabajo no puede ser entendido por todo espectador. Sin embargo, ¿creéis que puede disfrutarlo cualquiera?
-Bueno, para nosotros es primordial que nuestras propuestas no se queden exclusivamente en el terreno de la elite cultural, en la base de nuestro trabajo subyace el empeño de ampliar el discurso a un público más amplio, nos afanamos en crear obras con dos niveles de lectura intentando hermanar experimentación y comunicación. A esta difícil empresa la llamamos "el dilema de Maiakovski", ya que este tema le quitaba el sueño al poeta ruso. Para conseguir esto nos servimos de los medios y estrategias de la cultura de masas, el público medio comprende este lenguaje a la perfección y nos brinda un campo con el que poder experimentar generando significados distintos.

-¿Cuáles son vuestros referentes ideológicos y artísticos?
-Nuestra línea de trabajo se encuadra en la tradición de las primeras vanguadias que pretendían fundir arte y vida, como el daDa y el productivismo ruso. También las segundas vanguardias que inauguran la postmodernidad (minimal, pop y conceptual) forman parte de nuestras influencias de base. Actualmente encontramos en la realidad social producida por los mass media nuestro campo de inspiración, aunque con seguridad son los libros que pueblan nuestra estantería la fuente principal del trabajo que exponemos. La lista de autores que inspiran nuestro trabajo se haría interminable: Marx, Barthes, Baudrillard , Lipovetsky, Lash, Weber, Adorno, Bourdieu, Williams, Eagleton, Tretyakov, Negri, Bourriaud, Verdú, Buchloh, Dickie, etc., etc.

-¿Trabajáis en algún proyecto nuevo ahora mismo?
-Actualmente tenemos en curso una exposición colectiva de tres artistas en Berlín, "Abstract Realities" (Finaliza el 07-11-09), donde presentamos nuestro proyecto "American Colors". También en noviembre intervenimos la publicidad exterior de Cuenca (Ingráfica 09) con una esquela del capitalismo, y posteriormente inauguramos en Tenerife, en el TEA, una retrospectiva de todos nuestros vídeos. En cuanto a proyectos nuevos, estamos ahora ocupados con cuatro o cinco trabajos, tanto teóricos como plásticos, que verán la luz en 2010.

Entrevista de Jennifer Calles.

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